lunes, 15 de diciembre de 2014

Comentario Colbert-Mazarino

Colbert: Para conseguir dinero, hay un momento en que, engañar [al contribuyente] ya no es posible. Me gustaría, Señor Superintendente, que me explicara cómo es posible continuar gastando cuando ya se está endeudado hasta al cuello…
Mazarino: Si se es un simple mortal, claro está, cuando se está cubierto de deudas, se va a parar a la prisión. Pero el Estado…!! cuando se habla del Estado, eso ya es distinto!! No se puede mandar el Estado a prisión… Por tanto, el Estado puede continuar endeudándose. Todos los Estados lo hacen!
Colbert: Ah sí? Usted piensa eso? Con todo, precisamos de dinero. Y cómo hemos de obtenerlo si ya creamos todos los impuestos imaginables?
Mazarino: Se crean otros.
Colbert: Pero ya no podemos lanzar más impuestos sobre los pobres.
Mazarino: Es cierto, eso ya no es posible.
Colbert: Entonces, ¿sobre los ricos?

Cardenal Mazarino
Mazarino: Sobre los ricos tampoco. Ellos no gastarían más y un rico que no gasta, no deja vivir a centenares de pobres. Un rico que gasta, sí.
Colbert: Entonces cómo hemos de hacer?
Mazarino: Colbert, tú piensas como un queso de Gruyere o como el orinal de un enfermo!!. Hay una cantidad enorme de gente entre los ricos y los pobres!! Son todos aquellos que trabajan soñando en llegar algún día a enriquecerse y temiendo llegar a pobres. Es a esos a los que debemos gravar con más impuestos…, cada vez más…, siempre más! A esos, cuanto más les quitemos, más trabajarán para compensar lo que les quitamos¡¡. Son una reserva inagotable!!.


En este diálogo entre Colbert y Mazarino  se refleja una situación que está de actualidad en los tiempos de crisis que vivimos. Como nos dice el texto, cada día pagamos más y más impuestos, pero llega un momento en el que los pobres no pueden pagar más y los ricos no lo quieren hacer. EntoncesMazarino dice que se deben crear impuestos sobre los que no son ni ricos ni pobres, la clase media que sueña con enriquecerse y teme llegar a ser pobre, por lo que trabaja día a día y no se queja de los impuestos adicionales que le cobren. En la actualidad esto también está ocurriendo, lo vemos en las subidas de impuestos como el IVA y los numerosos recortes que está sufriendo la sociedad española, centrados principalmente en la figura de la clase media que está siendo la más castigada.

Comentario diezmo

El diezmo es un impuesto del 10% que se debía satisfacer a diferentes estamentos, tales como, antiguas repúblicas, monarquías, señoríos, o a la iglesia vinculada a estos, que se abonaba en razón de obtener alguna contra-prestación o utilidad como «contribuyente», razón que fue diversificada durante las respectivas épocas. Ahora, si echamos un vistazo al diccionario, podemos ver reflejada toda su historia:
 Tributo del diez por ciento que sobre el valor de ciertas mercancías recibía el rey.
Contribución que pagaban los fieles a la Iglesia, consistente en la décima parte de sus frutos. 
De estas dos definiciones podemos sacar, como decía, bastantes conclusiones. La primera, que históricamente el diezmo es cobrado tanto por el rey como por la Iglesia, de lo cual extraemos que se trata de un impuesto altamente clasista. La segunda conclusión se puede obtener del tiempo verbal en que están redactadas las definiciones: pasado (pretérito imperfecto, para mayor minuciosidad). Eran impuestos cobrados, parece ser, a partir de la Edad Media, aunque textos tan antiguos como el de la Biblia nos demuestran que desde muchos siglos atrás el maravilloso invento ya había sido explotado para regocijo de los caciques que a cada época correspondían (y que, por cierto, no variaban mucho).

El caso de dos campesinos coruñeses que se ven aún atados a la ofrenda de un diez por ciento de sus obtenciones en unos campos que siguen siendo de la Iglesia. ¿Por qué ocurre esto? Muy sencillo: los campesinos quieren vivir y la Iglesia seguir ganando; y nadie fuera de este círculo parece salir beneficiado o perjudicado de ello. Si además tomamos consciencia de que aún durante la primera mitad del siglo XX estaba totalmente asumido por parte de los labregos gallegos que debían ser sumisos a los hidalgos que amablemente les dejaban trabajar y habitar sus tierras; no nos debería extrañar esta situación. No es el mismo caso, por suerte no parecen quedar atisbos de esa grave situación, pero al menos nos hace darnos cuenta de que el diezmo no es nada descabellado teniendo en cuenta lo que se tenía que soportar tan solo una o dos generaciones atrás.

En 1993, fue aprobada por el Parlamento Gallego una ley que permitía la compra de aquellos terrenos que por deudas remontadas hasta siglos atrás pertenecían aún al clero. El precio a pagar, no poco costoso y por supuesto sujeto a posibles presiones por parte de la poderosa Iglesia, compensaba poco a los campesinos. En España tenemos muy asumido que no es problema meternos en hipotecas de hasta 40 años, así que podemos permitirnos hacer un paralelismo entre las dos situaciones. Salvo que en el primer caso, la vida de los labradores dependía de esas tierras que habían estado labrando durante toda su vida.

Y ahí no acaba la cosa: el pacto se reescribía en 1927, demostrándose que el asilo no tenía ningún problema en admitir que no se trataba de ningún despiste histórico, como tantos otros.

Este, desgraciadamente, no es el único caso reciente, también el que un campesino hubo de pasar no pocas peripecias para terminar con el arrendamiento al que se veía sometido. Y como estos dos, hay estimados hasta 800 tan solo en Galicia.

Comentario desamortización

La desamortización española fue un largo proceso histórico, económico y social iniciado a finales del siglo XVIII con la denominada «Desamortización de Godoy» en el 78 y cerrado bien entrado el siglo XX . Consistió en poner en el mercado, previa expropiación forzosa y mediante una subasta pública, las tierras y bienes que hasta entonces no se podían vender y que se encontraban en poder de la Iglesia Católica y las órdenes religiosas y los llamados baldíos y las tierras comunales de los municipios, que servían de complemento para la precaria economía de los campesinos. Dicho con las palabras de Francisco Tomás y Valiente, la desamortización española presentó "las características siguientes: apropiación por parte del Estado y por decisión unilateral suya de bienes inmuebles pertenecientes a «manos muertas»; venta de los mismos y asignación del importe obtenido con las ventas a la amortización de los títulos de la deuda".
La finalidad prioritaria de las desamortizaciones habidas en España fue conseguir unos ingresos extraordinarios para amortizar los títulos de deuda pública que expedía el Estado para financiarse. Asimismo persiguió acrecentar la riqueza nacional y crear una burguesía y clase media de labradores que fuesen propietarios de las parcelas que cultivaban y crear condiciones capitalistas (privatización, sistema financiero fuerte) para que el Estado pudiera recaudar más y mejores impuestos.
La desamortización fue una de las armas políticas con la que los liberales modificaron el régimen de la propiedad del Antiguo Régimen para implantar el nuevo Estado liberal durante la primera mitad del siglo XIX. La desamortización fué usada principalmente para vender las propiedades la iglesia a la clase burguesa, que sí que pagaría impuestos, además de darle uso comercial o industrial a esa tierra. Las desamortizaiones hicieron que España viese rotas sus rlaciones con el Vaticano en varias ocasiones a lo largo del siglo XIX. Las principales desamorizaciones en este tiempo fuero las de Mendizábla y Madoz.

Mapa Europa finales siglo XIX


Mapa Europa pincipios del siglo XIX


Mapa divisiones administrativas España antes J. Burgos (1833)

La reforma territorial inmediatamente anterior a la de Javier de Burgos en 1833 fue la de enero de 1822, ideada por tanto durante el Trienio Liberal. Se trataba de una división más bien provisional en 52 provincias, algunas de ellas completamente nuevas, como las de Almería, Málaga, Huelva, Calatayud o Logroño. En una búsqueda por la igualdad en toda la península, el gobierno se rigió por criterios de población, extensión y coherencia geográfica.

A pesar de que, debido a la vuelta del absolutismo, la reforma nunca se llevó realmente a cabo, el mapa representativo de esta división de 1822 era igualmente representativa de la realidad política de la época; ya que los cambios que se habían realizado respecto a la anterior segmentación eran más bien pocos.

Mapa divisiones administrativas España después J. Burgos


Inmediatamente después de la muerte de Fernando VII el 29 de septiembre de 1833, 
la regente María Cristina de Borbón trató de llegar a un acuerdo con los partidarios de 
don Carlos María Isidro sin perder el apoyo, al otro lado, de los liberales.
Esa fue la misión que le confió a Francisco Cea Bermúdez, líder de un gobierno que duró apenas tres meses. Sin embargo, aunque los esfuerzos por atraerse a los carlistas fueron vanos, su gobierno emprendió una reforma de gran envergadura, que sigue estando vigente en España más de siglo y medio después: la división de España en provincias.
Mediante una simple circular en noviembre de 1833 , su secretario de estado de Fomento, Javier de Burgos, creó un estado centralizado dividido en 49 provincias. Las provincias recibieron el nombre de sus capitales (excepto cinco de ellas, que conservaron sus antiguas denominaciones: Asturias,con capital en Oviedo, Navarra, 
con capital en Pamplona, Álava con Vitoria, Guipúzcoa con San Sebastián y Vizcaya con Bilbao). El proyecto de Javier de Burgos es prácticamente el mismo que el de 1822, pero sin las provincias de Calatayud, Vierzo y Játiva; además, otras provincias cambian de nombre al cambiar de capital., otras provincias cambian de nombre al cambiar de capital.

Cuadro cronológico Alfonso XII hasta nuestros días: